Me encanta, a falta de otra cosa, salir después de trabajar, con la furgo y atravesar la noche en búsqueda de un sueño. De una idea que intenta salir de la cabeza para convertirse en algo físico. En mi caso es una foto, y una vivencia.
Me gusta mucho despertarme en un sitio, sin haberlo visto cuando llegaba hasta allí.
Es como si estrenaras un paisaje, como si estrenaras una luz que ha estado oculta, envuelta en la oscuridad de la noche.
Y lo mejor, que me encanta empezar a caminar cuando aún es muy de noche, y que el amanecer te sorprenda (siempre te sorprende) aunque es algo esperado e inevitable. Algunas veces me doy cuenta de que cuando sale el Sol suelto el aire que había retenido en los pulmones sin ser consciente...
La cuestión es que durante la subida al Taga, cuando aún es muy de noche, vemos que la luz de los pueblos se aprecia a través del mar de nubes, de la niebla que cubre los valles. Es un fenómeno curioso, pero me espero a que aclare un poco para parar y sacar los trastos, que no vamos demasiado bien de tiempo.
En otro repechón estamos arriba, y toca mirar al horizonte y respirar hondo, a las nubes que han ido apareciendo en el cielo y que presagian un amanecer con buenas luces (y de colorines, además).
El cielo es un poema, con nubes de tantos tipos compartiendo cielo, que no luces. Las diferentes alturas y densidad de las diferentes nubes hace que se vean de diferentes tonos e intensidades.
Y poco a poco, sin darnos cuenta, se ha hecho de día, y el Sol está a punto de salir. Estamos solos allí arriba y es una gozada: sentirte privilegiado, especial simplemente por el pequeño esfuerzo (que es una montaña bajita y fácil).
En los prados hay muchas vacas, que ya deben estar a punto de bajar a los valles a pasar el invierno, y sorprende verlas allí arriba, en la cima, con el frío y el viento que hace.
Por otro lado, estas montañas que quedan aisladas, cuando hay neblina en el valle proyectan su propia sombra en el paisaje, y es algo que siempre me ha hecho sentirme pequeño, ver las dimensiones de la montaña.
Hacía tiempo que no disfrutaba de una sesión de fotos tan colorida, y por fin, por fin se dio de nuevo esa sensación agridulce de perder la magia de la luz por cada minuto que pasa, sintiéndote un pobre, torpe e impotente aprendiz de mago.
Aparte del estricto amanecer, el cuerpo me pide más marcha, así que decido aprovechar la sucesión de planos, potenciada por el ambiente neblinoso. Saco el tele y me pongo a buscar líneas, contrastes...
Las condiciones meteorológicas no son agradables, y decidimos bajar rápido hasta el coche y almorzar allí, con la sensación del trabajo bien hecho
PD: Debían estar los astros alineados, porque creo que es la primera vez en toda mi historia que no hago ni una sola toma vertical... :-O
Con la Vall de Camprodón al fondo. Antes de irnos a dormir. |
Me gusta mucho despertarme en un sitio, sin haberlo visto cuando llegaba hasta allí.
Es como si estrenaras un paisaje, como si estrenaras una luz que ha estado oculta, envuelta en la oscuridad de la noche.
Y lo mejor, que me encanta empezar a caminar cuando aún es muy de noche, y que el amanecer te sorprenda (siempre te sorprende) aunque es algo esperado e inevitable. Algunas veces me doy cuenta de que cuando sale el Sol suelto el aire que había retenido en los pulmones sin ser consciente...
La cuestión es que durante la subida al Taga, cuando aún es muy de noche, vemos que la luz de los pueblos se aprecia a través del mar de nubes, de la niebla que cubre los valles. Es un fenómeno curioso, pero me espero a que aclare un poco para parar y sacar los trastos, que no vamos demasiado bien de tiempo.
Mar de nubes encima de Sant Joan de les Abadesses... creo. |
En otro repechón estamos arriba, y toca mirar al horizonte y respirar hondo, a las nubes que han ido apareciendo en el cielo y que presagian un amanecer con buenas luces (y de colorines, además).
Mar de nubes encima de Camprodón i Olot. |
La carena cimera del Taga, y la ladera más abrupta del pic Estela. |
En los prados hay muchas vacas, que ya deben estar a punto de bajar a los valles a pasar el invierno, y sorprende verlas allí arriba, en la cima, con el frío y el viento que hace.
Por otro lado, estas montañas que quedan aisladas, cuando hay neblina en el valle proyectan su propia sombra en el paisaje, y es algo que siempre me ha hecho sentirme pequeño, ver las dimensiones de la montaña.
La sombra del Taga, hacía la Vall de Ribes, Campelles y al fondo, el Pedraforca. |
Hacía tiempo que no disfrutaba de una sesión de fotos tan colorida, y por fin, por fin se dio de nuevo esa sensación agridulce de perder la magia de la luz por cada minuto que pasa, sintiéndote un pobre, torpe e impotente aprendiz de mago.
Aparte del estricto amanecer, el cuerpo me pide más marcha, así que decido aprovechar la sucesión de planos, potenciada por el ambiente neblinoso. Saco el tele y me pongo a buscar líneas, contrastes...
El Puigsacalm desde el Taga. |
Las condiciones meteorológicas no son agradables, y decidimos bajar rápido hasta el coche y almorzar allí, con la sensación del trabajo bien hecho
PD: Debían estar los astros alineados, porque creo que es la primera vez en toda mi historia que no hago ni una sola toma vertical... :-O
Juegas con ventaja...al dormir al collet...jajaja bones llums
ResponderEliminarsalut
joan
Jaja, la ventaja de dormir en el collado, no siempre es tal...
EliminarAlguna vez lo he hecho saliendo directo de casa ;-)
Salut!!
Que guapa la segunda, esa mancha rojiza en el mar de nubes es una preciosidad. Un saludo
ResponderEliminarSi, es un efecto luminoso muy curioso, ya hace años que lo voy buscando, aunque en plena noche es demasiado agresivo.
EliminarSalut!
Bellísimas imágenes. Enhorabuena..
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana! Me alegro que te gusten.
EliminarA cual más bonita. Coincido con Jose , la segunda tiene su encanto.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias!!! Pues fijaros que la segunda a mí no me acaba de gustar como foto(el encuadre y tal), aunque como documento sí.
EliminarJaja, cada uno con su tema. Salut!
QUina canya company! Es nota que has disfrutat i no n'hi ha per menys, amb aquesta sortida de sol tan guapa. Aquest mar de núvols és impressionant, jo quan sigui gran em compraré una furgo com la teva i recorreré el món amunt i avall tot el puto dia... és un somni que tinc, ja, ja, jaaa...
ResponderEliminarUna abraçada
fran :-)
Eih! Fran!!!!
EliminarJaja, sí ho vaig disfrutar molt, però molt ;-)
Jo de jove també tenia el somni de tenir una furgo ... 8^)
Una abraçada, company!
Las fotos, una delicia. Pero muchas de las sensaciones que cuentas las he sentido y molan. Cuando llegamos a Campo, a veces de noche, me crea cierta impaciencia que se haga de dia para ver con que me sorprende un paisaje al cual ya estoy acostumbrado, que color tendran los arboles, como estara el prado de delante de casa, tendrá nieve el Turbón ¿¿¿...esa incerteza, mola.
ResponderEliminarUna gran entrada, nen.