Hay topónimos que tienen un cierto sentido, pero que hay días y momentos en que el lugar se gana a pulso su nombre. El Cap Roig, es un pedazo de roca de color rojizo, bastante diferente en cuanto a tipología y color a cuanto le rodea, de tipo granítico (de color gris).
Y al atardecer, la luz oblicua del Sol potencia ese color rojizo, contrastando con el resto del paisaje, ya en la sombra azulada, fría.
Quedamos Enrique y yo, sin tener muy claro la localización, valoramos unas cuantas calas, pero acabamos decidiéndonos por la zona de Palamós, donde hay previsión de más nubes.
Me propongo no hacer ninguno de los encuadres clásicos de la zona, con el riesgo de "desperdiciar" las luces.
Enrique, fiel a sus costumbres, se planta en "el sitio" y yo me dedico a husmear (como una buena musaraña) por entre las rocas, buscando... Y efectivamente, voy encontrando cosas.
Llevo un tiempo siendo consciente de que hago muy pocas fotos en formato horizontal, y la verdad es que sí. Demostrado: de las 85 fotos del día, sólo 3 en horizontal...
Y afinando el encuadre... Pienso en si alguien me viera, haciendo una foto, encuadrando con tanto cuidado, rectificando tantas veces la posición de la cámara. Moviendo el trípode colocado en equilibrio sobre las rocas, casi en la rompiente. Y al final, después de unas decenas de tomas intentando captar el flujo y reflujo de las olas, o la sedosidad de una larga exposición... Decenas de tomas.
Y después de más de una hora hipnotizado de pura concentración,disfrutando como hacía tiempo que no me pasaba con una sesión interesante. Sin grandes momentos de luz, pero al menos una luz de cierta calidad...
Acabo en el mismo encuadre del principio, que me gustó bastante, y con esa luz suave del final de día, o principios de la noche, podía funcionar bien.
Y al atardecer, la luz oblicua del Sol potencia ese color rojizo, contrastando con el resto del paisaje, ya en la sombra azulada, fría.
Quedamos Enrique y yo, sin tener muy claro la localización, valoramos unas cuantas calas, pero acabamos decidiéndonos por la zona de Palamós, donde hay previsión de más nubes.
Me propongo no hacer ninguno de los encuadres clásicos de la zona, con el riesgo de "desperdiciar" las luces.
Enrique, fiel a sus costumbres, se planta en "el sitio" y yo me dedico a husmear (como una buena musaraña) por entre las rocas, buscando... Y efectivamente, voy encontrando cosas.
Llevo un tiempo siendo consciente de que hago muy pocas fotos en formato horizontal, y la verdad es que sí. Demostrado: de las 85 fotos del día, sólo 3 en horizontal...
Y afinando el encuadre... Pienso en si alguien me viera, haciendo una foto, encuadrando con tanto cuidado, rectificando tantas veces la posición de la cámara. Moviendo el trípode colocado en equilibrio sobre las rocas, casi en la rompiente. Y al final, después de unas decenas de tomas intentando captar el flujo y reflujo de las olas, o la sedosidad de una larga exposición... Decenas de tomas.
Y después de más de una hora hipnotizado de pura concentración,disfrutando como hacía tiempo que no me pasaba con una sesión interesante. Sin grandes momentos de luz, pero al menos una luz de cierta calidad...
Acabo en el mismo encuadre del principio, que me gustó bastante, y con esa luz suave del final de día, o principios de la noche, podía funcionar bien.