Después de turistear por varios pueblos de la Garrotxa, decidimos ir a caminar al Pirineo oriental, cuando ya baja de altura pero no de verticalidad. Y por supuesto, con todo su encanto.
La cuestión es que buscamos unas pozas con aguas cristalinas y de color turquesa, como joyas líquidas. Aguas con un color difícil de entender...
Llegamos a media tarde, y los días ahora son cortísimos. Al cabo de unos 20 minutos de caminar me doy cuenta de que nos hemos equivocado de camino... y evidentemente, no hemos cogido el mapa, que está a buen recaudo en el coche, jeje.
Los demás se fían de mí (almas cándidas) y de mis recuerdos... Y volvemos de nuevo hasta el coche. Y vemos que se nos queda corto el día... Tendremos que bajar de noche, si queremos llegar hasta el "gorg blau". ¡Y claro que queremos llegar!!
Mientras subimos, vadeamos el río saltando de piedra en piedra, o por los puentes colgantes, el paisaje es grandioso, me recuerda bastante a Ordesa, aunque más pequeño y con un ambiente más mediterráneo.
La idea es llegar a la poza turquesa, hacer una o dos fotos y bajar rápido... Pero está claro que no, mientras el día se apaga vamos haciendo fotos y más fotos con la mirada atrapada en el color turquesa del agua. Cambiando encuadres, filtros, exposiciones... Lo de siempre.
Y nuestras acompañantes deciden ir bajando y ya las alcanzaremos... Y nosotros seguimos a lo nuestro, medio autistas de pura concentración.
Hasta que me obligo a parar, guardar los bártulos y bajar corriendo a por nuestras amigas, que ya debían estar siendo atacadas por las alimañas salvajes, temerosas por ruidos sospechosos en la maleza, sufriendo los avatares de la vida de aventura, cruzando ríos salvajes...
Y dice la leyenda (que me acabo de inventar) que en algunos días de invierno, deambula por el bosque un jabalí con pies de plomo, que tintinea en las rocas y saltan chispas cuando corre por los caminos pedregosos. (Supongo que perderá encanto, pero os diré que los presuntos jabalíes no eran otra cosa que excursionistas con bastones de treking, que cuando nos vieron, pusieron cara de alivio... que se debían pensar que nosotros éramos jabalís zombies, por el arrastrar de pies de algunos de nosotros... jaaaajaja.
La cuestión es que buscamos unas pozas con aguas cristalinas y de color turquesa, como joyas líquidas. Aguas con un color difícil de entender...
Llegamos a media tarde, y los días ahora son cortísimos. Al cabo de unos 20 minutos de caminar me doy cuenta de que nos hemos equivocado de camino... y evidentemente, no hemos cogido el mapa, que está a buen recaudo en el coche, jeje.
Los demás se fían de mí (almas cándidas) y de mis recuerdos... Y volvemos de nuevo hasta el coche. Y vemos que se nos queda corto el día... Tendremos que bajar de noche, si queremos llegar hasta el "gorg blau". ¡Y claro que queremos llegar!!
Mientras subimos, vadeamos el río saltando de piedra en piedra, o por los puentes colgantes, el paisaje es grandioso, me recuerda bastante a Ordesa, aunque más pequeño y con un ambiente más mediterráneo.
La idea es llegar a la poza turquesa, hacer una o dos fotos y bajar rápido... Pero está claro que no, mientras el día se apaga vamos haciendo fotos y más fotos con la mirada atrapada en el color turquesa del agua. Cambiando encuadres, filtros, exposiciones... Lo de siempre.
Y nuestras acompañantes deciden ir bajando y ya las alcanzaremos... Y nosotros seguimos a lo nuestro, medio autistas de pura concentración.
Hasta que me obligo a parar, guardar los bártulos y bajar corriendo a por nuestras amigas, que ya debían estar siendo atacadas por las alimañas salvajes, temerosas por ruidos sospechosos en la maleza, sufriendo los avatares de la vida de aventura, cruzando ríos salvajes...
Y dice la leyenda (que me acabo de inventar) que en algunos días de invierno, deambula por el bosque un jabalí con pies de plomo, que tintinea en las rocas y saltan chispas cuando corre por los caminos pedregosos. (Supongo que perderá encanto, pero os diré que los presuntos jabalíes no eran otra cosa que excursionistas con bastones de treking, que cuando nos vieron, pusieron cara de alivio... que se debían pensar que nosotros éramos jabalís zombies, por el arrastrar de pies de algunos de nosotros... jaaaajaja.