Después del paseo por el Cañón de Añisclo, la idea era echar una siesta... jaaaajaja, que aún quedaban horas de actividad. Y a la noche apenas podríamos dormir...
El título, debido a una confusión de Enrique... "cita con la cumbre", que por cierto os recomiendo muy mucho.
Después de mirarme el mapa de montaña, la tenía clarísima... la próxima localización.
Queríamos* subir al Mondoto, un mirador excelente de esta parte de Ordesa, para hacer el atardecer desde arriba.
*Enrique se empeñaba en fingir que no quería subir... -¡más de una hora caminando! ¿estamos locos?- jaaaaajajaja. Mientras se fumaba el "último piti" mirando con los ojos entornados la ladera que había que subir...
Empezamos a caminar a media tarde, con un Sol implacable... Gorka va super refriado y Enrique a duras penas puede respirar, jaaaajaja, así que el gasto de conversación corre de mi cuenta. O sea. Toda la subida diciendo chorradas, y lo mejor, que los otros dos me dejaban hacer, juas!
El paisaje a la subida es muy bonito, lleno de matojos de boj, algún pino disperso y placas de roca por donde bajaba el agua, realmente curioso.
Cuando estamos ya bastante altos, llegamos a la cota de nieve, pero tiene poca profundidad. Poco antes de llegar a la cima, aún no se ve el Perdido, y nos preocupamos... a ver si no tendremos vistas desde arriba! Igual no miré bien el mapa... pero nada, una falsa alarma.
Curiosamente, hay nubes casi en todo el cielo, excepto encima del Perdido, ni hacia el Este... así que de nuevo, tendremos un cielo liso...
No obstante, el hecho de que haya nubes al oeste nos ofrece multitud de matices, de claroscuros, que hacen muy entretenido hacer fotos.
Por otro lado, y como siempre en la nieve, hay que tener mucho cuidado de donde pisas, para no fastidiar posibles encuadres... al final acabamos saltando de piedra en piedra, procurando no romper la superficie de la nieve.
Enrique, que ya ha caminado bastante para dos o tres meses, apenas se mueve del primer sitio donde llegó, el tío, jaaaaaajaja.
Es difícil hacer fotos cuando hay una capa fina de nieve, ya que el suelo queda lleno de "objetos" que además, suelen llamar mucho la atención, rodeados de blanco. Y es para vernos de arriba para abajo, correteando buscando encuadres...
Sopla el viento, y nos abrigamos con todo lo que llevamos. Es una gozada estar allá arriba, en un lugar que se antoja solitario... no es una montaña muy alta, ni tiene una subida demasiado dura. Pero está fuera de las rutas más populares del Parque Nacional. sin duda.
Al fondo, el macizo del Posets y los Eristes, otro grupo de "tresmiles" amarillean a la luz de la tarde y de la calima del ambiente anticiclónico.
Con el tele, puedes captar detalles del gran paisaje, y resaltar las texturas de las paredes de roca típicas de Ordesa.
La luz, antes de morir, se vuelve de un color rojizo casi irreal. Pero dura poco. Y la nube que cubre el horizonte apaga los colores de repente y cae la noche muy rápido.
Las últimas fotos, y aprovechamos la luz del crepúsculo para bajar rápido y no perdernos en la parte alta del camino, menos marcado
Cuando llegamos a la furgo, a la luz de los frontales, tenemos un hambre atroz. Y sueño... pero nos quedan unas cuatro horas de coche hasta casa... y al día siguiente sonará el despertador, impasible, indiferente... y llegaremos al trabajo con los ojos cansados pero con ese brillo que te dan los días vividos intensamente.