Pues volvemos al mar.
Me encanta volver a la cota cero. Al mar donde jugaba cuando era pequeño.
Volver una y otra vez a la misma cala, a ver ponerse un nuevo día, que siempre acaba siendo igual a otros muchos ocasos. Uno ya no busca la originalidad, así como tampoco seguir los pasos de otras personas... simplemente de seguir tu propio camino.
Ser original, o no... simplemente me importa un bledo.
Cuando recojo a Enrique, comentamos que es muy posible que no podamos hacer nada decente, que el cielo está muy cubierto de nubes... Lleva todo el día nubladísimo, ya amaneció así. (véase la anterior entrada)
O cielo raso o totalmente nublado...Se ve que somos tipos de contrastes, jeje.
Según nos acercamos a la cala dels Frares, vemos que se van abriendo claros en el cielo. Y en una media hora larga, casi de repente tenemos un cielo casi vacío... No puede ser, nos vamos diciendo. Pero sí. Es.
Hay bastante oleaje y aprovecho para darle a las fotos ese aspecto de ensoñación que permiten las largas exposiciones. O bien intento captar el dinamismo del mar con exposiciones algo más cortas...
Lo más curioso es que al día siguiente, está el cielo todo nublado, de nuevo... y al mirar por la ventana cuando me levanto, me da la risa... jaaaajaja.
O sea, que sólo hubo un claro en el cielo durante la borrasca, justo cuando salimos a hacer fotos... ¿para preocuparse?
No se puede ser tan gafe...
Me encanta volver a la cota cero. Al mar donde jugaba cuando era pequeño.
Volver una y otra vez a la misma cala, a ver ponerse un nuevo día, que siempre acaba siendo igual a otros muchos ocasos. Uno ya no busca la originalidad, así como tampoco seguir los pasos de otras personas... simplemente de seguir tu propio camino.
Ser original, o no... simplemente me importa un bledo.
Cuando recojo a Enrique, comentamos que es muy posible que no podamos hacer nada decente, que el cielo está muy cubierto de nubes... Lleva todo el día nubladísimo, ya amaneció así. (véase la anterior entrada)
O cielo raso o totalmente nublado...Se ve que somos tipos de contrastes, jeje.
Según nos acercamos a la cala dels Frares, vemos que se van abriendo claros en el cielo. Y en una media hora larga, casi de repente tenemos un cielo casi vacío... No puede ser, nos vamos diciendo. Pero sí. Es.
Hay bastante oleaje y aprovecho para darle a las fotos ese aspecto de ensoñación que permiten las largas exposiciones. O bien intento captar el dinamismo del mar con exposiciones algo más cortas...
Lo más curioso es que al día siguiente, está el cielo todo nublado, de nuevo... y al mirar por la ventana cuando me levanto, me da la risa... jaaaajaja.
O sea, que sólo hubo un claro en el cielo durante la borrasca, justo cuando salimos a hacer fotos... ¿para preocuparse?
No se puede ser tan gafe...
Guapísimas Antonio! Unas luces suaves perfectamente captadas. Tus composiciones son fantásticas, ya te dije una vez que no puedo valorar los aspectos de las mismas porque carezco de los conocimientos necesarios para hacerlo, pero lo que si sé es que me encantan.
ResponderEliminarPor cierto, gracias por tu comentario en mi blog. Un abrazo!!
Lo de las composiciones, pues es que si no hay otra cosa, momento, luces, efectos... es lo único que queda. Y además, siempre, una buena composición te dará una buena foto, quizás no espectacular...
EliminarEn fin. Merci Xavi i una altra abraçada!
unas fotos espectaculares un saludo
ResponderEliminarGracias Ferreiro. Me gusta que te gusten :-)
EliminarEso no es ser gafe, es ser milagroso. En mi pueblo había una santa que tenía el mismo efecto y así lo consideraban, salvó muchas cosechas del pedrisco.
ResponderEliminarBonitas imágenes, muy suaves, y no te quejes tanto que en la primera tienes una nube, je, je...
Jajaaaajaja, pues quizás sí... A lo mejor estoy desperdiciando un "don" y me tendría que reconvertir laboralmente. Jaaaaajaja. Me haría de oro cada semana santa :-)
EliminarSalut!