miércoles, 13 de marzo de 2013

La gran Mar Menuda.

De nuevo volvemos al Mar, a intentarlo otra vez.

Después de unos cuantos miles de correos, valorando localizaciones , meteorología pasada, presente y futura, época del año, capturas del TPE, fotos aéreas, etc... ( Que más que a hacer fotos, parece que queremos asaltar un castillo) Nos decantamos por una clásica: Tossa de Mar.


Y como los clásicos nunca pasan de moda, pues éso. Ahí estamos antes de que amanezca, mirando con esperanza el cielo bastante nublado. Y es que no siempre vamos a tener tan mala suerte con las condiciones de luz...


Me acerco a la orilla, y al cabo de unas cuantas tomas ya estoy bien mojado... Porque llevando las botas de agua en la furgoneta, para qué ponérselas... total, es un poco de agua... Y tampoco hace frío... demasiado.
La luz artificial del pueblo aún rellena algo las sombras duras del contraluz.


Veo que Marc y Enrique van revoloteando por la parte de atrás, subidos a las rocas.


Cuando ya tengo los pies encharcados (cosa que no compensa en absoluto la calidad de los píxeles que llegan a la tarjeta) y por aquello de charlar un poco, me acerco a los compañeros. Y trípode con trípode vamos esperando que salga el Sol.
Con las típicas conversaciones de los lugares apretados...

Te pones justo delante del colega, que tira con GRAN angular, te giras con cara de buena gente, y le preguntas:

-¿Molesto?, ¿Te salgo en el encuadre?
-Si
-Pues un momento...
Pasan un par de minutos, y el colega con cara de empezar a mosquearse...
-¿Y aquí te salgo?
-Sí, claro... ¡si no te mueves!
Y pasan las luces buenas, y te vas a buscar otro encuadre. Y le dices con todo el desparpajo posible:
-Ya te dejo, total... el encuadre era una mierda!


A Marc lo acabamos de conocer, y es un placer encontrar esa sensatez, pasión y buen hacer en una persona tan joven (19 años tiene). Para que después la gente se queje de la juventud, de que no les interesa nada, falta de valores, etc...

De hecho me recuerda mucho a mí cuando yo tenía su edad... Aunque con un par de palmos más de altura, claro (¿Habéis visto qué manera más sutil de deciros que yo de jovenzuelo era un tío muy majo y formal? ).


Y justo antes de irnos, al girarnos, nos vemos proyectados en la pared de enfrente Marc y yo. Y Enrique al fondo, en la playa...