lunes, 6 de agosto de 2012

Netú. EL gigante de los Pirineos.

Hace unos días estuve de nuevo trasteando por Benasque, uno de mis valles favoritos del Pirineo, el paraíso de los tresmiles, y donde mora el Gigante del Pirineo... en muy buena compañía.


Antes de subir a Benasque, paramos en el magnífico Congost de Montrebei...


Impresionantes paredes, tanto para escalar, como para observar aves, o caminar por ese mítico camino excavado en la roca...


En esta foto se aprecia bien el camino excavado y el ambiente brutal, entre paredes verticales...


¿Conocéis la leyenda de Aneto?

Panorámica vertical de dos fotos horizontales.
Dicen que había un gigante malvado llamado Netú entre los Pirineos. Se sabía que cuando alguien se perdía por entre los montes y no regresaba con seguridad había sido matado por Netú. Todo el mundo tenía un pánico atroz ante tal detestable ser. Un día llegó un peregrino bondadoso que se acercó a las montañas y pretendía cruzar los Pirineos para continuar su camino al norte. La gente insistió por que no cruzase los pirineos, pero él no hizo caso. Tras varios días de caminata, llegó a un valle y vio un rebaño de ovejas. Acudió en busca del pastor para que el diese agua y comida. Entonces apareció Netú que se la negó. El peregrino respondió “veo que tienes duro tu corazón, ojalá todo tú te conviertas en piedra” y Netú se quedó petrificado. Dicen que el peregrino era Dios.


Pues bien, en esta ocasión no fui a hacer el Aneto, ni la Maladeta, ni el Maldito, ni nada... fui con la intención de pasar una noche tranquilo en uno de los ibones que hay por allí, un ibón que tiene unas preciosas vistas del macizo de las Maladetas... los "montes malditos".


Apenas pensaba en hacer fotos, y salimos del Hospital, con las mochilas a cuestas, caminando a última hora de la tarde... pensamos que casi no nos dará tiempo de llegar, y que tendremos que montar la tienda por la noche... y efectivamente.
Cuando acabamos de montar la tienda es más de noche que de día, pero es justo un momento de luz impresionante. Así que cojo el mínimo equipo fotográfico que subí, y me dediqué a hacer alguna foto crepuscular y nocturna.

Y a dormir...


Y al amanecer, ni me pensaba levantar... Jaaajaja, lo que comentaba en la última entrada, que he perdido algo de fuelle (fotográfico), pero al final, vi que las nubes se pintaban un poco, y nada... Resignación, coger la cámara y al tajo:


Y empezó el espectáculo... Es curioso, cuando menos te importa, cuando no lo buscas. Y lo encuentras. El momento.


Y es una gozada estar allí, y disfrutar de un regalo, que nada has hecho para merecerte... y al final, no deja de ser injusto que unas fotos sean mejores o peores por el hecho de algo totalmente ajeno a uno mismo como es la LUZ. Pero son las reglas... jeje.


Como siempre, los minutos pasan rápido. El momento va pasando y todo vuelve a la normalidad, poco a poco, mientras te quedas relajado, con esa sonrisilla en la mirada, de haber vivido algo hermoso, de haber sabido captar , al menos hasta cierto punto, una parte del momento que durante unos minutos hizo desaparecer casi todo lo demás.



Y desmontamos el campamento, y con las mochilas bien cargadas, aún nos acercamos al forau y la cascada de Aigüalluts... un sitio de lo más especial, unos días de lo más especiales.

Hasta la próxima aventura, saludos!