lunes, 15 de septiembre de 2014

Por los Alpes II

Nos habíamos quedado a remojo, bajo los cielos grises y sobre un paisaje verde que te quiero verde...



Y esperando una ventana de buen tiempo para subir a dormir a un lago... Mientras tanto, nos dedicamos a caminar, a recorrer el lugar y a ir al taller para ver cómo evoluciona la furgo...


Mientras pasamos el rato "macreando" sufrimos el ataque de las terribles hormigas rojas (lástima no tener documento gráfico)... Bueno, el ataque lo sufre Enrique mientras hacía unas fotos a unas flores de siempreviva, y los demás nos descojonamos de la risa... Os juro que nunca había visto algo parecido.

Al atardecer  decidimos ir a caminar a un glaciar que queda totalmente tapado por una morrena de rocas... Total, que no se ve el hielo, pero haberlo, haylo.



El río que baja del glaciar es muy "lechoso", con el agua rapidísima y fría muy cargada de sedimentos, de sílice, y de pequeñas burbujas de aire.


Va lloviznando mientras ganamos altura, y parece que el cielo se abre, contra todo pronóstico. Y entonces se nos esfuma la pachorra que llevábamos y todo son prisas, y carreras...


Subimos corriendo hasta la morrena lateral del Glaciar y desde arriba se ven nuestros queridos meandros. Nos cruzamos también a la subida con un par de rebecos, que nos miran desconfiados... A esas horas ya no hay nadie caminando por las montañas.


Y llueve, llueve sobre mojado, y nos mojamos bajo la lluvia... Y todo es un ciclo de días negros, noches grises y píxeles chungos en las tarjetas de memoria.


Pero llega el día D. El día D mojarse, claro.
Amanece lloviendo. pero aún así decidimos que a la tarde subiremos al lago, a dormir.


La subida al lago es agradable, superando unas zetas muy bien trazadas y por primera vez vemos las cimas de esas montañas, algunas de más de 4000 metros, coronadas de glaciares bien blancos por las recientes nevadas en altura.


Vamos parando haciendo fotos a cada pocos pasos, aunque sepamos que muchas de ellas no las llegaremos a procesar nunca... O quizás sí.


Que "en tiempo de guerra, todo agujero es trinchera". Y uno nunca sabe el nivel de desesperación a que llegará, por procesar algo nuevo.


En todo caso, nos vamos acercando al glaciar, y a nuestro objetivo... Estoy ansioso por llegar e independientemente de las fotos, pasar unas horas allí arriba. El hecho de ser un lugar que apenas se conoce (fotográficamente hablando) le da un plus a las sesiones. No sabemos las posibilidades reales del lugar.


Nada más llegar, aún queda bastante para la puesta de Sol, pero está muy nublado, y tenemos un ansia desesperada por hacer fotos, que llevamos unos días malos, y el paisaje es enorme. Así que tiramos las mochilas, sacamos el trípode y con lo grande que es el paisaje... Acabamos los tres jugando al "enredos" con las patas de los trípodes...


El desagüe del lago tiene unas vistas fabulosas y nos gusta mucho cómo el agua se pierde en las profundidades del valle. Pero el protagonista, el motivo de la excursión es un laguito minúsculo pero con mucho potencial. De nuevo nos desplegamos, para investigar toda la zona, para cuando llegue el buen momento, tener encuadres en la mente, maduros, y sólo tener que ir de uno a otro para recoger los frutos de luz que habremos cultivado...

Hasta que acabamos, otra vez, todos bien juntitos, usando las mismas piedras como primeros planos.


Nos acercamos a las tiendas a cenar y (nadie se lo imaginará) se pone a llover. Así que, resignados, nos disponemos a meternos en los sacos sin poder fotografiar la vía láctea, que debía quedar justo encima del monte del fondo de todas estas fotos.
Salgo a hacer el último pis, y ... ¡Se está abriendo el cielo!


Nuevas carreras y a buscar algún encuadre que funcione con la luz casi frontal de la Luna... Hasta que llega Enrique, y nos ilumina (involuntariamente) el primer plano con el frontal...


Yo creo que viendo que no le daba tiempo a montar la cámara antes de que se escondiera la Luna, nos quería fastidiar las fotos con la luz parásita de su frontal, pero le salió rana, la cosa...


Y a los cinco minutos, se vuelve a nublar, y vuelve a llover. Y ahora sí, nos vamos a dormir con una sonrisilla en el alma... Impacientes por el próximo amanecer...


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Por los Alpes.

Cómo retomar el hilo de la cometa cuando lo soltaste hace tiempo...¿Directos al tajo?

Este verano hemos estado por los Alpes, y éso merece revivir el blog... Y, aunque me puedan llamar lloricas, ha sido un continuo de despropósitos, de averías... Me ahorraré la mayoría de ellas, pero no sé si os suena "la Odisea"... Pues aquello es cosa chica... En fin.

La cosa es que hacia la primavera pasada, Gorka me propuso un viaje a Escocia, o a Irlanda, ya ni me acuerdo... Pero era por ahí arriba. Y mi primer impulso fue que sí... Pero las cosas cambian, y rectificar es de sabios... Y al final acabé yo proponiendole a él ir a los Alpes, a una zona y encuadres que tengo en la mente desde hace unos quince años, cuando descubrí aquello mientras escalaba.

Y Gorka, me dijo que sí, que quería. Pero yo ya tenía pareja, así que invitamos a Enrique, para ser cuatro, y poder jugar al parchís y a las cartas por parejas.

Los compinches me dicen de salir de viaje de noche y hacer un amanecer de camino a los Alpes... Yo miro la meteo, y les digo que paso. Que vayan Gorka y Enrique, que van en su coche y que ya saldremos nosotros ... Al  final ellos también pasan, que no pinta bien.
Y el día D bien tempranito, cuando me acerco a la cocina a preparar un café veo una luz muy rara, naranja. Posiblemente el mejor amanecer que haya visto en años... Empezamos bien. Y Pilar se ríe de nosotros...

Llegando a destino la furgo hace poff, y es una tocada de narices, pero nos vamos apañando con el coche de Gorka... Encaje de bolillos logísticos.


Y se nos escapa el tiempo para la primera sesión, el sitio es enorme, guapísimo... Los bosques pletóricos de vida, verde hasta la última brizna de hierba. Tal como recordaba.


"Los meandros" como bautizamos a este lugar era una localización comodín, de esas segundas opciones... Y acabó siendo la localización más trabajada...


Tiene opciones, es un paisaje enorme, aquella pared del fondo tiene unos 2400m de desnivel ... En que las fotos no hacen justicia a las dimensiones del lugar.


Nos metemos en el cauce del río buscando encuadres, y al final acabamos todos con los pies en el agua, chof chof... Nos separamos, nos volvemos a juntar, como perros de presa husmeando el terreno...

Y nos vamos a dormir, que al día siguiente toca madrugar, para otra sesión... En los meandros.


La meteo es pésima y pasamos la mayor parte del "amanecer" dentro del coche, con las cámaras en el regazo y los trípodes bajo el coche, por si se abre el cielo... Sí, claro.


Nos dedicamos a detalles, a sacar el tele... Más que nada, por no estar quietos. Aunque estaríamos mejor durmiendo... jaja.

Gorka desaparece abducido mentalmente por el microcosmos de los prados alpinos, y llueve, mucho.

Enrique bajo la lluvia... ¡¡¡Ni fumar se puede, con este tiempo!!!!
Tenemos la intención de subir a un lago en altura, para hacer un vivac y las sesiones de fotos correspondientes, pero tendremos que esperar un día más...


Por último, os dejo el enlace con la primera entrada de Gorka

sábado, 11 de enero de 2014

Y pasa el tiempo. Cala S'aguia.

El tiempo pasa y, a menos que seamos impermeables a la vida, nos cambia.

Hace tiempo que arrastro inercias que ahora mismo me resultan inoportunas.

Una de esas inercias es este mismo blog.

Salgo menos a hacer fotos porque curiosamente (y creo que nunca me había pasado) me encuentro a gusto en casa...
Y tengo la sensación de que en este espacio ya he dicho cuanto tenía que explicar. O casi todo. He mostrado mi forma de ver la fotografía y mi forma de trabajar en el campo o en el ordenador. Mi visión.

Digamos que siento que no tengo nada nuevo que decir. Y quienes me conozcan sabrán que no soy de repetirme, ni de parlotear redundante... Creo.


Así pues me estoy tomando un descanso de los foros de fotografía y de mi propio blog.



Os dejo las fotos de la última sesión en la costa brava.



Y, aunque iré subiendo material, me lo tomaré con mucha tranquilidad (más aún...)

Diferencias de revelado 1. Procesada con el PHOTIVO, con los tonos amarillos más subidos.

Diferencias de revelado 2. Procesada con el RAWTHERAPEE, con unos tonos más rojizos.
Gracias por estar ahí, y un saludo a todos.




viernes, 15 de noviembre de 2013

En busca de...

... del otoño... O de lo que sea.

Disponíamos de todo un día, enterito, para conquistar la gloria fotográfica. Amanecer, atardecer y todas esas horas intermedias para detallitos en rincones... Sota, caballo y rey.

Decenas de correos, enlaces, mapas, etc... Decidimos trabajar localizaciones inéditas o, al menos, desconocidas para nosotros. Fuera de las rutas clásicas.
Y salimos de casa aún muy de noche, como siempre, con expectativas creadas, que generalmente no se cumplen...


Llegamos cuando ya clarea el día y buscamos una ventana entre los árboles del bosque. Coche arriba, coche abajo, carreras monte a través y al final encontramos el sitio. Pero no es el momento.
No hemos caído en mirar el TPE y cómo incide el Sol sobre el Pedraforca... La luz es totalmente frontal y por lo tanto, sin relieve.

Mala decisión, pues. Pero buena localización, para otra época del año.


Cruzamos el Túnel del Cadí y vamos a caminar algo y ver qué tal el otoño en el macizo del Carlit...


En el camino hacia les Bulloses hay rincones idílicos, pero la vegetación no es demasiado colorida, aparte de que está todo muy seco.


La excusa de venir aquí también era dar un paseo por los lagos, y buscar localizaciones, para el atardecer, o para cuando se terciara.


Al atardecer le ponemos fe, mucha fe... Pero se queda sosillo...


Y pasaron los días.
Y llegaba otro domingo, y una excursión familiar por el monte, con la excusa (otra más) de coger alguna castaña... Y yo, particularmente, con la excusa de coger castañas, dar un paseo por el bosque, para hacer alguna foto...

Este año es algo seco, y la otoñada muy variable por zonas, pero en algunos rincones está todo precioso.


Y, aunque al lado del camino, encuentro algún lugar donde jugar con las hojas, entrando en mundos imposibles, accesibles sólo a través de la cámara. Donde el tiempo va a otro ritmo, arremolinado.


Aún queda algo de otoño, pero ya vienen las nieves esta semana... Veremos.

martes, 29 de octubre de 2013

Andorra, Mundos paralelos.

El fin de semana pasado tocaba pasarlo en Andorra, "el País dels Pirineus"...


Aprovechando además, que estaría en plena otoñada, casualmente ;-)


A pesar de haber ido innumerables veces nunca me acostumbraré a lo apretado que está todo allí. La mayor parte de las veces que he ido a sido ha hacer alguna actividad de montaña, y he ignorado deliberadamente la "ciudad".


Viene a ser como un centro comercial pero a lo bestia. En fin, que me resulta muy desagradable, y eso que vivo en Santa Coloma... de Gramenet. Que tiene tela.


La cuestión es que resulta bastante terapéutico un paseito (o dos) por los caminos de montaña, a pocos kilómetros de distancia de la frenética actividad comercial y turística del valle urbano.


Choca bastante como puede convivir la Andorra urbana, estresante, apretada, rápida con la Andorra salvaje, que también existe... Aunque se nota mucho la mano del hombre y la inclinación turística del país. Está todo muy preparado, muy bien equipado, carteles, letreros, señales de caminos, senderos perfectamente trazados, los míticos refugios libres de Andorra: una maravilla.


En fin, no deja de ser recomendable para pasar unos días llenos de contrastes, poder pasear por la mañana por uno de los valles más hermosos del Pirineo (La Vall de Madriu) y a la tarde, de tiendas pijas, o de bazares baratos...


Y efectivamente, el reencuentro con ese valle es un bálsamo para el alma, su camino empedrado, sus contrastes de bosque mixto, pinos rojos, abetos, abedules, arces, sauces...


Y qué gozada volver a caminar por viejos caminos, caminos que recuerdas de la juventud, caminos que te recuerdan lo viejo que es el mundo. Caminos que te llevan a través del color, de la vida, de piedras pulidas de tantos pasos que te han precedido, algunos de los cuales fueron tuyos, cerrando bucles o círculos que, espero, jamás queden cerrados del todo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Cala dels Frares. Incendio en el monasterio.

A veces cuesta mucho decidir qué hacer, dónde ir... Y es que en la actualidad tenemos una especie de autoexigencia a la hora de conseguir objetivos.

Intentar algo y no conseguirlo es fracasar... Y por todos los medios, buscamos el camino del éxito. No es algo malo, aunque puede llevar camino de la frustación...


La cuestión es que teníamos una tarde para una sesión de fotos, y después de valorar la meteo y el estado de los tonos otoñales nos decantamos por una sesión de mar... A la costa brava!

Cuando llegamos hay pocas nubes, pero la previsión es de un cielo nublado al 80%, así que tenemos fe, y persistimos en nuestra idea.
Y nos ponemos a trabajar.

Es un día caluroso y por el camino de ronda no para de pasar gente, haciéndose fotos, retratos que después enseñarán a los familiares, a los amigos, en el trabajo, etc...


Hoy día ya no somos sólo lo que tenemos, sino lo que hacemos... Con la llegada de las cámaras en el bolsillo (smartphones) parece ser que somos las fotos que tenemos y, sobretodo, somos las fotos que enseñamos.


Pues bien, me toca enseñar mis fotos, otra vez, aunque las mías no están hechas con un teléfono sino con una vulgar, simple y anticuada cámara de fotos, que ni sirve para leer libros, ni jugar al POU, ni enviar un mensaje...


Es una sesión de aquellas que puede pasar de todo y, debido a nuestro historial, tampoco parece preocuparnos mucho. Vamos haciendo fotos, y las luces van evolucionando satisfactoriamente, como los niños aplicados en el cole.


Cuando se está poniendo el Sol, casi de repente, parece que el cielo se ilumina, y la luz baña el paisaje, difusa, reflejada en los preciosos bolos de la cala.


Es un contraluz difícil, y de unos cuantas olas, los filtros se me han quedado llenos de salitre. Imposible seguir usándolos. Pero no hay que dramatizar y sigo haciendo fotos, sin filtros. Disparando varias exposiciones para después fusionarlas en casa.


Y tal como vino, la luz se fue... Perdía intensidad pero no belleza, ya cuando a simple vista no se veían colores, ni texturas... El sensor de la cámara conseguía ir más allá.

Hasta que los tonos se vuelven fríos, y nos vamos a casa con el corazón caliente, ya pensando en la próxima... Y rascándonos todas las picadas de los mosquitos que, como el calor, se resisten a marcharse.